Calvin Coolidge, Presidente de los EEUU decía en diciembre de 1928, en su despedida de la Casa Blanca: “Ningún Congreso de Estados Unidos tuvo ante sí una perspectiva tan favorable como la que se nos ofrece en los momentos actuales”. Apenas unos meses después se producía el crack del 29.
Zapatero no tiene nada que envidiar a este personaje. De la promesa del pleno empleo en las últimas elecciones, hemos pasado a batir records históricos de desempleo. De “lo peor ya pasó” y los “brotes verdes”, hemos pasado al anuncio de prolongar la edad de jubilación a los 67 años, reducir la cuantía de las pensiones y recortar en 50.000 millones de euros el gasto público.
Con un paro cercano a los 4,5 millones (según la EPA) y un déficit público disparado al 11,3%, ha sido el apretón de los representantes del capital financiero internacional el que explica este “giro” del Gobierno.
La propuesta de jubilación a los 67 años y el recorte de las pensiones han cosechado el aplauso de la banca, la CEOE y el “mercado financiero”, pero un abrumador rechazo social.
La crisis está mostrando el verdadero carácter de este Gobierno: un Gobierno de la Banca, del capital financiero y las multinacionales. Un Gobierno que con una mano da ayudas millonarias a Bancos y multinacionales, mientras millones de trabajadores son condenados al paro, ahora… hasta los 67 años.
Pero si no hay trabajo, el 40% de los jóvenes está en paro y resulta una quimera encontrar empleo pasados los 50 años ¿Qué sentido tiene prolongar la edad de jubilación y reducir las pensiones públicas? Sólo uno: empobrecer a la gran mayoría para favorecer el gran negocio de las pensiones privadas.
La medida anunciada es sólo parte de una verdadera guerra social contra los trabajadores y los sectores populares. Y es que el capital sólo tiene una salida: recuperar sus tasas de beneficio a golpe de una bajada brutal de los salarios, tanto el directo como el indirecto, el llamado salario social. La reforma laboral que se negocia lejos de señalar dónde, cuándo y cuantos puestos de trabajo se van a crear, anuncia una bajada general de salarios, un abaratamiento del despido y más precariedad.En medio del falso y repetido “no se perderán derechos” seguirán los despidos y cierres¸ el ataque a las pensiones, la privatización de los servicios públicos y las medidas de flexibilización que anuncia la reforma laboral.
Mostrando su auténtico rostro, el Gobierno deja mal parados a sus escuderos de CCOO y UGT, forzados a desmarcarse un poco, ante el riesgo de hundirse en el descrédito.
Este Gobierno de la crisis y de la guerra en Afganistán da a cada paso signos crecientes de debilidad y por eso se puede y se debe mandar al traste sus planes. Es hora de que la clase obrera entre en escena, de salir a la calle.
El descontento obrero y popular va en aumento y la oposición a la burocracia de CCOO y UGT ha ido cobrando fuerza entre sectores de trabajadores/as. Por eso desde CGT, LAB, CIG, SAT, cobas… se hace necesario un gran acuerdo unitario, un frente obrero que rechace frontalmente la jubilación a los 67 y la reforma laboral, que presente un plan de medidas obreras contra el paro, que llame a un frente unido a todas las organizaciones sindicales y sociales, incluyendo a CCOO y UGT, y que prepare así las condiciones para una Huelga general.