viernes, 12 de febrero de 2010

¡QUE LA CRISIS LA PAGUEN LOS RICOS!

Enfrentar los planes del gobierno, luchar por una salida obrera a la crisis
Calvin Coolidge, Presidente de los EEUU decía en diciembre de 1928, en su despedida de la Casa Blanca: “Ningún Congreso de Estados Unidos tuvo ante sí una perspectiva tan favorable como la que se nos ofrece en los momentos actuales”. Apenas unos meses después se producía el crack del 29.

Zapatero no tiene nada que envidiar a este personaje. De la promesa del pleno empleo en las últimas elecciones, hemos pasado a batir records históricos de desempleo. De “lo peor ya pasó” y los “brotes verdes”, hemos pasado al anuncio de prolongar la edad de jubilación a los 67 años, reducir la cuantía de las pensiones y recortar en 50.000 millones de euros el gasto público.

Con un paro cercano a los 4,5 millones (según la EPA) y un déficit público disparado al 11,3%, ha sido el apretón de los representantes del capital financiero internacional el que explica este “giro” del Gobierno.

La propuesta de jubilación a los 67 años y el recorte de las pensiones han cosechado el aplauso de la banca, la CEOE y el “mercado financiero”, pero un abrumador rechazo social.

La crisis está mostrando el verdadero carácter de este Gobierno: un Gobierno de la Banca, del capital financiero y las multinacionales. Un Gobierno que con una mano da ayudas millonarias a Bancos y multinacionales, mientras millones de trabajadores son condenados al paro, ahora… hasta los 67 años.

Pero si no hay trabajo, el 40% de los jóvenes está en paro y resulta una quimera encontrar empleo pasados los 50 años ¿Qué sentido tiene prolongar la edad de jubilación y reducir las pensiones públicas? Sólo uno: empobrecer a la gran mayoría para favorecer el gran negocio de las pensiones privadas.

La medida anunciada es sólo parte de una verdadera guerra social contra los trabajadores y los sectores populares. Y es que el capital sólo tiene una salida: recuperar sus tasas de beneficio a golpe de una bajada brutal de los salarios, tanto el directo como el indirecto, el llamado salario social. La reforma laboral que se negocia lejos de señalar dónde, cuándo y cuantos puestos de trabajo se van a crear, anuncia una bajada general de salarios, un abaratamiento del despido y más precariedad.En medio del falso y repetido “no se perderán derechos” seguirán los despidos y cierres¸ el ataque a las pensiones, la privatización de los servicios públicos y las medidas de flexibilización que anuncia la reforma laboral.

Mostrando su auténtico rostro, el Gobierno deja mal parados a sus escuderos de CCOO y UGT, forzados a desmarcarse un poco, ante el riesgo de hundirse en el descrédito.

Este Gobierno de la crisis y de la guerra en Afganistán da a cada paso signos crecientes de debilidad y por eso se puede y se debe mandar al traste sus planes. Es hora de que la clase obrera entre en escena, de salir a la calle.

El descontento obrero y popular va en aumento y la oposición a la burocracia de CCOO y UGT ha ido cobrando fuerza entre sectores de trabajadores/as. Por eso desde CGT, LAB, CIG, SAT, cobas… se hace necesario un gran acuerdo unitario, un frente obrero que rechace frontalmente la jubilación a los 67 y la reforma laboral, que presente un plan de medidas obreras contra el paro, que llame a un frente unido a todas las organizaciones sindicales y sociales, incluyendo a CCOO y UGT, y que prepare así las condiciones para una Huelga general.

viernes, 5 de febrero de 2010

Garzón y la fingida agonía del franquismo

GARA: 5 DE FEBRERO DE 2010

El Tribunal Supremo ha ratificado que existen indicios suficientes para procesar al juez Baltasar Garzón por un delito de prevaricación, en relación con su investigación de los crímenes cometidos durante el franquismo. Haciendo un ejercicio de abstracción jurídica, no cabe sino aceptar que el magistrado de la Sala de lo Penal del alto tribunal español lleva razón. Garzón, en un nuevo alarde de sobreactuación, pasó por alto en su instrucción un elemento obvio, esencial: aquellos a quienes pretendía juzgar están protegidos, blindados, por la Ley de Amnistía que aprobaron las Cortes Generales españolas como uno de los resortes que abrieron las puertas a la mal llamada «transición» de la dictadura al régimen «democrático».
Quién sabe si por arrogancia o simple ingenuidad, con su investigación Garzón arremetía contra los mismos cimientos del actual Estado español, prolongación de una dictadura sin depurar, cuyos responsables nunca llegaron a responder por sus crímenes. De ello es prueba palmaria que militares, policías o incluso jueces siguieron controlando las mismas esferas de poder que detentaban durante el régimen franquista, que fingió agonía, pero nunca llegó a morir porque política y socialmente perduró en las estructuras centrales del Estado. Garzón no pretendía, no se atrevió a juzgar esto. Porque si realmente quería investigar el franquismo, su error fue volver la vista al 36, cuando con salir del pasillo de su despacho en la Audiencia Nacional o cruzar la calle habría cubierto el recorrido necesario para cargarse de las pruebas necesarias para encausar al Estado español por graves delitos contra la democracia.
Con todo, quizá lo más estridente sea escuchar ahora el rasgar de las vestiduras de la «progresía» española, que denuncia con fingida amargura el trato a Garzón, aun a sabiendas de que sólo su propia complicidad permitió que la dictadura se acorazase política y judicialmente frente a cualquier intento -incluida la bufonada de Garzón- por rescatar la verdad del oscuro abismo franquista.

jueves, 21 de enero de 2010

ACTE DE SUPORT A EGUNKARIA AL CCCB. PER LA LLIBERTAT D'EXPRESSIÓ I ELS DRETS HUMANS




Ahir es va celebrar al CCCB un acte solidari amb Egunkaria amb la presència de Martxelo Otamendi , que es va mostrar molt i molt agraït amb tot el suport rebut des de Catalunya en aquesta solidaritat històrica entre tots dos països”. “Ese túnel tan oscuro tenía una luz, la solidaridad de Catalunya”



A l’acte conduït per la periodista Rita Marzoa, en un Auditori ple,  van participar l’escriptor Ignasi Riera, l’exdirector de El Periódico Antoni Franco, la presidenta de la Federació d’Associacions de Veïns i Veïnes de Barcelona, Eva Fernández, el director de Vilaweb Vicent Partal i Albert Martínez de La Directa i de l’Assemblea d’Okupes.
Després d’una petita projecció on es va poder veure a Acebes dient que el tancament d’Egunkaria era a favor de la cultura basca van començar les intervencions.

Martxelo Otamendi



Des del primer moment Catalunya es va mostrar solidària amb Egunkaria, 9 directors de diaris catalans van signar un manifest on es mostraven contraris al tancament d’Egunkaria.
Aquesta setmana ha estat a diferents llocs de Catalunya, el cap de setmana a Madrid i dilluns també pues es reanuda el judici. Un procés on no existeix acusació de la fiscalia sinó de l’AVT i de “Dignidad y Justicia”. Otamendi ha repetit fins a la sacietat que ni el diari, ni els acusats tenen o han tingut res a veure amb ETA. L’acusació primera es va basar en l’informe d’un guàrdia civil que deia que el diari estava financiat per la banda armada i que aquesta decidia la línia d’ Egunkaria, però cap pregunta en aquest judici ha volgut profunditzar en aquest punt.
El tancament d’Egunkaria va ser un avís a navegants, demostrar que ningú es pot lliurar de les pràctiques il·legals de l’estat com són les tortures, la supressió de la llibertat d’expressió o qualsevol altra vulneració dels drets humans. Va ser un atac frontal a la societat basca, a la seva cultura i a la seva llengua tancant un diari exclusivament escrit en èuscar que des de la seva fundació el 1990 fins el seu tancament per ordre judicial (del mateix jutge que va segrestar el Jueves) el 2003, va arribar a una tirada de 15000 exemplars amb 50000 lectors.
Nuestra labor era ofrecer un diario digno para que lo comprara el máximo número de personas, la línea editorial era para que esa gente se sintiera cómoda, el lector en euskera pertenece a un espectro amplio y no hemos tenido quejas por nuestro trabajo más allá de las que apuntaban a que se trataba mejor al Atlétic que a la Real”. “Egunkaria era la niña mimada de la cultura en euskera.
Hubo 10 detenidos de noche, a la 1’30 de la madrugada con perros y armas, 20 guardias civiles por cada detenido, gente conocida en diferentes medios, nombres sobresalientes de la cultura vasca de reconocimiento internacional, nada sospechosos. Estuvimos 5 días incomunicados y algunos de nosotros fuimos torturados.
El otro día le respondí a  un periodista, que me decía que demostrara que no era de ETA, que cuando el me explicara como demostraba él que no era de Al Qaeda yo le respondería con sus argumentos.
Egunkaria era plural, queríamos codearnos con el resto de la prensa en las mismas condiciones, en nuestras páginas aparecían todos, éramos un diario aceptado por la sociedad, una publicación normal sin denuncia alguna por parte de ningún lector. Hasta la Casa Real nos invitaba a sus actos como a cualquiera, aunque tengo que decir que no asistí.

Antoni Franco



Lliçons per extreure del cas Egunkaria.

Hem de tenir una radicalitat transversal sobre el compliment dels drets humans.

Urgència de justícia sense intervenció política, cosa que esta succeint des de la transició. Hem d’estar alerta.

El tancament preventiu d’un diari és un acte de violència, opressió de la llibertat d’expressió.

Tortures. Algunes víctimes d’aquest cas havien tingut dubtes sobre mantenir silenci per no fer mal el seu entorn personal. Un periodista que ha sofert tortura té l’obligació d’explicar-ho, d’informar, per això dono les gràcies a Martxelo.

L’absolució no serà prou, el que ha passat és molt greu i s’imposa l’exigència de responsabilitats.

Eva Fernández



Impunitat de l’Estat.

El missatge que envia el cas Egunkaria és que si els que suposadament tenen un coixí o un suport social poden viure situacions com aquestes que no els passarà a tots aquells que no ho tinguin. És un element repressor i dissuasori per a tots els col·lectius que vulguin desenvolupar la seva tasca crítica amb el que està establert.
És inexplicable el silenci social una vegada que es dona la criminalització de col·lectius.
S’han d’organitzar petites i grans resistències, ahir va ser Egunkaria, demà qualsevol altre.

Ignasi Riera



La criminalització de la llengua. Egunkaria era sospitós perquè estava escrit en èuscar.
Darrerament he estat treballant sobre els consells de guerra de la dictadura i s’estableix un paral·lelisme amb aquest cas. En aquests judicis no volien saber el que havia passat sinó condemnar. Es tracta de trobar una proba per petita que sigui per tancar-vos per sempre. Com l’Inquisició que no va pretendre mai saber que havia passat sinó imposar això que es va decidir que s’havia d’imposar.
Que us paguin per tot el que us han fet.


Albert Martínez



Volia ser crític però vull treure lo positiu. El tancament d’Egunkaria té una cosa positiva el tancament d’un cicle que va començar amb el tancament d’Egin. El juliol de 1998 es va tancar Egin i no va tenir la repercussió d’Egunkaria ni el suport d’aquest darrer. Quan es va tancar Egin Aznar va declarar “se pensaban que no  nos íbamos a atrever, pues sí, nos atrevimos”.  Amb el tancament d’Egunkaria es va produir el trencament del silenci, alguns ho van fer convençuts d’altres aprofitant les circumstàncies polítiques, el declinar del PP.
Existeix obediència deguda a polítiques que vulneren els drets humans.

Vicent Partal



Aquesta és una història d’excessos, set anys ho proven.
La part bonica és la construcció vers la destrucció. Molta gent en mig de la foscor negre ha volgut construir. Al País Basc han fet una història d’èxit que es haver construït un diari millor que arriba a més gent. Berria és un magnific successor d’Egunkaria.
Un dia li van demanar a Arthur Miller, lector del New York Times, què era un gran diari i la seva resposta va ser que un gran diari és una nació que parla amb si mateixa. Berria és un gran diari per a que la nació basca pugui parlar amb ella.



L'acte va acabar amb l'actuació del cantautor de Xàtiva Feliu Ventura.

CRBLL

Compartim amb Martxelo Otamendi la següent afirmació: és molt més greu la tortura en democràcia que la tortura sota dictadura. Amb el cas Egunkaria queda demostrada la indefensió ciutadana davant un estat que ha canviat el ser "garantista" per ser efectiu i ràpid, trepitjant els drets humans sense que la societat s'escandalitzi. Aquesta és la nostra vergonya. Tot el nostre suport a Egunkaria.

"Hi ha gent a qui no agrada que es parli, s'escrigui o es pensi en català ... és la mateixa gent a qui no agrada que es parli, s'escrigui o es pensi."

Més informació:

1 - El diari Egunkaria va ser fundat el 1990, esdevenint des d'aleshores l'únic diari publicat íntegrament en euskara. Abans va existir una efímera i valuosa experiència en el decurs de la Guerra Civil amb el diari "Eguna", que en aquella difícil situació va resistir fins a la presa franquista de Bilbao en juliol de 1937.

2 - A la línia editorial d'Egunkaria destacaven valors com independent, plural, progressista, nacional, promotor de la llengua basca.

3 - L'empresa editora es va fundar el 1990 amb aportacions de prop de 1500 accionistes.

4 - El febrer de 2003 l'Audiència Nacional va procedir al tancament del diari i a la detenció de 10 persones (nou directius i una desena persona sense cap vinculació amb l'estructura del diari). Cinc dels detinguts varen denunciar haver patit tortures en els dies que van romandre incomunicats en mans de la Guàrdia Civil. Entre tots han estat empresonats provisionalment durant 30 mesos.

5 - Se'ls acusa de pertinença a ETA. acusació que no té pas cap base ni es sustenta en cap prova.

6 - No endebades, el mateix fiscal ha sol·licitat l'arxiu definitiu del cas per manca de proves. Tanmateix, i tot i que no existeix acusació privada, l'A.N. ha decidit obrir judici, basant-se exclusivament en una acusació popular presentada per l'AVT i "Dignidad y Justicia", que sol·liciten entre 14 i 16 anys de presó per a cinc directius d'Egunkaria.

7 - El judici es celebrarà a Madrid en les properes setmanes, i ben possiblement sigui silenciat pels poders i per determinats mitjans de comunicació.

8 - El mateix dia del tancament del diari, els i les treballadores van editar un diari en euskara "Egunero". I només i que va prendre el testimoni i va ocupar el buit que deixava Egunkaria en la defensa dels valors i la cultura basca.

9 - Des del tancament s'han produït nombrosos actes de solidaritat a Euskal Herria i també a diferents punts de l'estat espanyol, destacant els celebrats a Catalunya, Madrid, Galícia, País Valencià o les Illes Canàries ... La repercussió mediàtica internacional del tancament d'Egunkaria és probablement la més gran que hagi tingut un afer basc abans.

10 - Ens enfrontem a una veritable retallada de drets i llibertats fonamentals: restricció de la llibertat d'expressió, atac a la pluralitat informativa, al dret al desenvolupament de la cultura i la llengua basca i a un episodi més de vulneració dels drets humans consumats amb les denúncies patides.

Aquesta lluita ens afecta a totes i a tots. Solidaritza't. www.egunkaria.info.

miércoles, 20 de enero de 2010

SISENA CONCENTRACIÓ PLAÇA SANT JAUME: VERITAT, JUSTICIA I REPARACIÓ

"Iaio sempre t’estimaré. Salut! "
La sisena concentració per la Veritat, la Justícia i la Reparació es va celebrar amb la col·laboració de tots aquells que van voler deixar les seves paraules sobre un llençol blanc, que va quedar cobert de paraules d’homenatge i de reivindicació. Símbol de tot el que queda per reclamar, lluitar i aconseguir.


“Pare no els perdonis que sabien el que feien” aquesta és la frase que ens va regalar un membre de l’equip de l’adaptació de “Les veus del Pamano” de Jaume Cabrè per a TV3. Una treball molt important i efectiu per a explicar a un públic desconeixedor de la nostra història, part de la terrible veritat del que va ser el patiment dels que els vencedors feixistes van anomenar vençuts.


Gent d’aquí, d’allà i més enllà que obren ulls com plats quan s’assabenten que encara estem en aquest punt tan lamentable. En aquesta ocasió va estar amb nosaltres el vicepresident de l’Associaziacione Italiana Combattenti Volontari Antifascisti di Spagna, Francesco Vaia.




Les càmeres de BTV van recollir les nostres reivindicacions i les nostres raons per concentrar-nos a la plaça de Sant Jaume, tot donant testimoni d’aquesta tasca a la que no renunciarem fins a complir els nostres darrers objectius: Veritat, Justícia i Reparació. No van faltar els crits de denúncia al “atado y bien atado”, els visques a la república i a Catalunya, crits corejats pels convidats dels casaments laics que es celebren a l’Ajuntament de Barcelona.


Néts i nétes que no van conèixer els seus avis i àvies s’apropen a felicitar-nos per la nostra iniciativa, emocionats, indignats, alguns amb llàgrimes als ulls, néts i nétes que de vegades no tenen ni una foto per posar rostre als seus familiars, però que no els cal perquè els imaginen il·luminats per la llum de la solidaritat i la generositat. Gent d’arreu que vol compartir les seves històries íntimes amb nosaltres, ens abracen, ens petonegen i ens encoratgen per a continuar. Néts i nétes avergonyides perquè encara no s’ha fet Justícia en un estat que arrossega la càrrega del franquisme, la mateixa que amaga la Veritat i nega la Reparació.

Avis i àvies desaparegudes, perduts a les cunetes, ossos desconeguts però estimats. Avis esclaus del franquisme, víctimes dels trets, els cops, les malalties, la fam, de la mort feixista, assassinats o vius i marcats, ma d’obra gratuïta per a les mateixes empreses que continuen beneficiant-se dels nostres impostos. Avis i àvies a les presons, maltractats, humiliats, plens de paràsits, alienats, passejats, morts o vius de tardans silencis trencats. Avis i àvies tretes a la força de casa seva, executats davant dels seus fills, a les tàpies del cementiri, lligats de mans a cops de fusell caminant cap a la mort. Àvies rapades, caps nus i orgullosos, i l’oli baixant fins a uns budells vençuts que deixen a la vista el seu contingut, la mateixa matèria de la que estan fets els homes de blau que les obliguen a prendre la humiliació líquida abans d’engarjolar-les. Avis i àvies que no van tornar dels camps de concentració feixistes espanyols, dels francesos col·laboracionistes o dels nazis, a les fosses, a les sorres de les platges del Rosselló, a l’aire que va acollir els seus cossos convertits en fum antifeixista digne i lliure. Avis i àvies de l’exili que no han pogut deixar la nacionalitat als seus néts perquè han de jurar obediència a una constitució que no van votar, i fidelitat al nét d’un rei del que es van lliurar democràticament i pacíficament i hereu del dictador colpista que els va fer fora de casa seva.

Avis i àvies que tenen néts i nétes que lluitaran per la seva memòria. Són els néts i les nétes els que continuaran la tasca que van començar els seus avis i àvies per la dignitat, per la república, per la llibertat dels seus pobles. I la Mesa de Catalunya d’Entitats Memorialistes amb tots vosaltres ens tornarem a concentrar per la veritat, la justícia i la reparació el proper gener per llegir les cartes dels condemnats a mort. Si vols fer un petit homenatge als teus familiars porta la seva foto i les seves paraules per què aquestes puguin ser recordades per gent que no permetrà que quedin mai a l’oblit.




La companya Paquita Cruz va cantar i recitar el meravellós poema de Miguel Hernàndez dedicat a “Rosario Dinamitera”, miliciana valenta, un homenatge a totes les dones lluitadores que van combatre el feixisme, dones pilar de la resistència antifranquista, com la mateixa Paquita.

POEMA DE JOSEP PALAU I FABRE
DANSA DE L'ODI SOBRE LA TOMBA DE FRANCO

Dansaré sobre la teva tomba
la dansa de l'odi immarcescible.
Percussió de peus i de mans
sobre la teva tomba.
Crit de joia i alarit salvatge
sobre la teva tomba.
Creixença de les venes i les ales
sobre la teva tomba.
Verge la vida en el mirall del dia,
sobre la teva tomba.
Al.leluia, al.leluia, al.leluia!
sobre la teva tomba.
Seré parit pel ventre de la vida,
sobre la teva tomba.
Quin esgarrip anunciarà aquest dia?
Crit d'orenetes: diamant i vidre.
Sobre la teva tomba.

Retrobaré la llum de la mirada,
sobre la teva tomba.
Retrobaré el ritme que no es cansa,
sobre la teva tomba.
Retrobaré la font i la paraula,
sobre la teva tomba.

Vindré a dansar sobre la teva tomba,
sí, sobre la teva tomba!
Mils de cadàvers dansaran amb mi,
sobre la teva tomba.
Per cada crim comès i cada ultratge,
els peus dansaran sols, dansa d'oracle,
sobre la teva tomba.
Pels somriures marcits a flor de llavis,
per les presons de pedra morta i odi,
per les muralles de silenci altes,
per les ferides que no cicatritzen,
per la saliva amarga coll endintre,
per les mirades orbes de les mares,
dansarem la sardana inviolable,
sobre la teva tomba, sí
sobre la teva tomba,
sobre la teva tomba,
sobre la teva tomba,
sobre la teva tomba.
Evocaré la vinguda de l'Orcus,
munions de tàvecs per a fustigar-te,
l'Hermes malalt per a què et paralitzi,
la sang dels morts, insepulta i calenta
en la dels vius on crema llur venjança.

Dansaré nu sobre la teva tomba!

POEMA DE MIGUEL HERNÁNDEZ
ROSARIO, DINAMITERA

Rosario, dinamitera,
sobre tu mano bonita
celaba la dinamita
sus atributos de fiera.
Nadie al mirarla creyera
que había en su corazón
una desesperación
de cristales, de metralla
ansiosa de una batalla,
sedienta de una explosión.

Era tu mano derecha,
capaz de fundir leones,
la flor de las municiones
y el anhelo de la mecha.
Rosario, buena cosecha,
alta como un campanario,
sembrabas al adversario
de dinamita furiosa
y era tu mano una rosa
enfurecida, Rosario.

Buitrago ha sido testigo
de la condición de rayo
de las hazañas que callo
y de la mano que digo.
¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta doncella,
que hoy no es mano porque de ella,
que ni un solo dedo agita,
se prendó la dinamita
y la convirtió en estrella!

Rosario, dinamitera,
puedes ser varón y eres
la nata de las mujeres
la espuma de la trinchera.
Digna como una bandera
de triunfos y resplandores,
dinamiteros pastores,
vedla agitando su aliento
y dad las bombas al viento
del alma de los traidores.


lunes, 18 de enero de 2010

GARA: "ETA hace suyos los planteamientos expresados por la izquierda abertzale"


En un comunicado, que GARA recoge íntegramente en euskara en las dos páginas siguientes, ETA alude al carácter activo de Euskal Herria para subrayar que es momento de actuar y de tomar la iniciativa, y aplaude la labor de la izquierda abertzale en ese sentido: «La Izquierda Abertzale, motor de la lucha de este pueblo, ha hablado, y ETA hace suyas sus palabras. No podemos quedarnos mirando al enemigo, es hora de tomar la iniciativa y actuar, también ahora. En este momento en que el enemigo lanza su ataque más duro no podemos quedarnos en la mera resistencia. Debemos responder con la capacidad de iniciativa que quieren ahogar. Es cierto que, más que en resistir a la represión, nuestra fuerza radica en la lucha política. Las razones del enemigo quedan en nada ante la Izquierda Abertzale en el debate político».
ETA destaca en su comunicado que «la Izquierda Abertzale es la única que propone un marco político que interioriza la opción de que todos los proyectos políticos puedan defenderse y desarrollarse libremente».
En ese sentido, valora y aplaude la actitud y el trabajo de la izquierda independentista porque, pese a los ataques de los que es objeto, ha sabido mantenerse firme en la lucha, al tiempo que plantea propuestas: «Esto es lo que vimos en Altsasu, la izquierda abertzale plural de siempre, diferentes orígenes, generaciones, tendencias y personalidades unidos en la colaboración. Ése ha sido uno de los secretos de la Izquierda Abertzale, intensa en el debate y firme en las decisiones, unida».
Capacidad de trabajo en común
ETA considera que lo que ofrece la izquierda abertzale «a todos aquellos con voluntad de trabajar» se basa en las características expresadas en la forma y el contenido de la Declaración de Altsasu: «La capacidad de colaborar, cada cual manteniendo su personalidad, en torno a una idea y un proyecto». Una oferta, añade, «que el enemigo ha tratado de romper con mentiras, filtraciones, supuestos disidentes... En vano».
Buena parte del comunicado se centra en el proceso democrático. Además de resaltar que se convertirá en el «eje de la lucha a desarrollar en adelante por la izquierda abertzale», la organización armada afirma que supondría «la democratización de una situación político-jurídica de opresión; la superación, en términos democráticos, del conflicto político; la puesta en valor de los derechos nacionales de Euskal Herria y los derechos civiles y políticos de la ciudadanía; llevar a Euskal Herria al escenario de la autodeterminación de una forma gradual, regulada y consensuada; dotar de mecanismos jurídico-políticos a nuestro pueblo y así poder pasar de una situación de opresión a otra de reconocimiento».
ETA se muestra convencida de que un proceso de ese tipo tendrá enfrente al marco jurídico-político vigente, así como a «aquellos intentos por reformarlo, renovarlo y perpetuarlo» con la finalidad de dinamitar el camino hacia la soberanía.
Partiendo de la afirmación de que «el Proceso Democrático no es la mejor opción, sino que es la única», señala que «debemos entender que su principal garantía es nuestro Pueblo. Porque sólo con las fuerzas y el impulso de nuestro Pueblo se podrá abrir, construir y llevar hasta el final ese proceso».
Medios democráticos
En ese sentido, ETA cree que de las experiencias pasadas cabe extraer, principalmente, dos lecciones: «que de no producirse esa activación popular, ese Proceso no avanzará», y que tampoco será posible sin la participación del Estado español. «Si el Proceso Democrático debe desarrollarse por medios democráticos y sin injerencias, y así lo creemos nosotros también -añade-, la intervención y la violencia del Estado deben cesar».
La organización armada asegura que «esta primera fase» del proceso democrático, con las consecuencias derivadas del contencioso como protagonistas, «estará caracterizada por la lucha, que permitirá crear las condiciones necesarias y que éstas den su fruto».
Cita de «Argala»
En ese punto, ETA reproduce unas palabras de José Miguel Beñaran, Argala, grabadas en una cinta de audio que envió a su localidad natal, Arrigorriaga, horas antes de que, el 21 de diciembre de 1978, muriera en una acción de guerra sucia en Angelu. Y lo hace para incidir en que «ni ETA ni ningún partido, será el propio pueblo el que dará la libertad a Euskal Herria».
«Eso queremos subrayar hoy. La victoria está en la lucha, y queremos emplazar a nuestro Pueblo y a cada ciudadano a organizarse y luchar, a ser protagonistas en la liberación de nuestro Pueblo», concluye.
abrirá puertas
ETA opina que el proceso democrático «abrirá las puertas» al debate y la materialización de todos los proyectos, «y deberá ser este pueblo el que decida luego hasta dónde las cruza».
la pregunta
«Teniendo en cuenta que el enemigo nunca tendrá voluntad para poner en marcha un Proceso Democrático, ¿cómo haremos para conducirlo a esa vía y que en el futuro se mantenga en ella?». Para ETA, la respuesta está en la activación y la presión popular, que califica de «garantía principal, motor y eje tractor» de la coyuntura actual.
iniciativa
«La Izquierda Abertzale, motor de la lucha de este pueblo, ha hablado, y ETA hace suyas sus palabras. No podemos quedarnos mirando al enemigo, es hora de tomar la iniciativa y actuar, también ahora», afirma la organización armada vasca en su comunicado.
altsasu
«Esto es lo que vimos en Altsasu, la izquierda abertzale plural de siempre, diferentes orígenes, generaciones, tendencias y personalidades unidos en la colaboración. Ése ha sido uno de los secretos de la Izquierda Abertzale, intensa en el debate y firme en las decisiones, unida».
única opción
Destaca también que «el Proceso Democrático no es la mejor opción, sino que es la única», y que «debemos entender que su principal garantía es nuestro Pueblo. Porque sólo con las fuerzas y el impulso de nuestro Pueblo se podrá abrir (...) y llevar hasta el final ese proceso».
violencia del estado
«Si el Proceso Democrático debe desarrollarse por medios democráticos y sin injerencias, y así lo creemos nosotros también, la intervención y la violencia del Estado deben cesar», indica en referencia a la actitud de las autoridades españolas.

domingo, 17 de enero de 2010

26 de Gener de 2010, Documental: "SEPTIEMBRE DEL 75", Col·legi d'Advocats de Barcelona


Daniel Bensaïd, revolucionario intempestivo.


  José María Atenza
Este martes 12 de enero murió nuestro amigo Daniel Bensaid, “Bensa”. Conocedores que la vida de Daniel se apagaba sin remedio, esperábamos con mucho pesar desde hacía semanas una noticia que, aún sabiendo inevitable, luchamos siempre por creer que no iba a producirse. Con Daniel se va una de las figuras más destacadas de la izquierda anticapitalista europea. Daniel Bensaïd fue uno de los fundadores de la JCR francesa en 1966 y de la Liga Comunista en 1969 (posteriormente rebautizada LCR en 1973 después de su ilegalización). Animador de Mayo del 68 desde el Movimiento 22 de marzo permaneció fiel a su compromiso revolucionario hasta el final de su vida, contrariamente a tantos nombres ilustres de su generación convertidos en “rebeldes arrepentidos”. Dirigente de la LCR hasta comienzos de los años noventa, jugó un papel clave en la vida y desarrollo de la que se convertiría en una de las formaciones más emblemáticas de la izquierda revolucionaria europea. Militante internacionalista, fue dirigente de la IV Internacional durante un largo periodo y consagró gran parte de su actividad política al trabajo internacionalista, desempeñando un papel clave en su construcción en varios países. En sus memorias publicadas en 2003, Une lente impatience, señalaba, humildemente: “Dirigir me inspira una santa repulsión: prefiero hacer que hacer hacer. Esto podría pasar por una virtud igualitaria. También puede ser, igualmente, el signo de una incapacidad desorganizadora para delegar y hacer confianza”.
Daniel Bensaïd marcó a varias generaciones de militantes revolucionarios, en Francia y en todo el mundo. Para mi generación, para aquellas y aquellos que nos sumamos a la misma corriente y proyecto que Daniel en los años 2000, él fue una referencia insustituible. Para nosotros, las y los militantes de Izquierda Anticapitalista forjados al calor del movimiento antiglobalización, del movimiento estudiantil, de los campamentos de jóvenes revolucionarios, de la referencia de la LCR francesa, de los debates de la izquierda anticapitalista europea..., Daniel fue nuestra figura internacional más querida y respetada.

Sentimos enseguida una atracción irrefrenable por un tipo capaz de escribir sobre Walter Benjamín o discernir sobre la política de alianzas de la LCR, de publicar una obra sobre Juana de Arco o de hablar de los dilemas de la izquierda brasileña ante Lula, de simpatizar con el pensamiento de Derrida o de August Blanqui. En Daniel Bensaïd convergían un hombre de acción, un dirigente político internacional y un intelectual de primer nivel. Una combinación de cualidades que hacen de él algo muy excepcional en el panorama de la izquierda internacional y una de esas figuras de impronta duradera.

El Daniel Bensaïd que algunos conocimos era un hombre ya de salud precaria y de apariencia frágil, “espectral” como él diría, pero de una fuerza y una voluntad incombustibles. Daniel era un buen tipo, una persona amable y afectuosa, modesto, de trato cercano, siempre dispuesto a escuchar y a charlar un rato. Siempre que pudimos le invitamos en las ocasiones más especiales. La última vez que estuvo con nosotros fue para participar en Madrid y Barcelona en los actos de conmemoración del cuarenta aniversario de mayo del 68 que organizamos bajo el título “Mayo 1968-Mayo 2008, continuamos el combate”.

Desde los años noventa, enfermo y con una salud precaria, dedicó sus esfuerzos al trabajo teórico e intelectual, retirándose de las tareas de dirección política, sin por ello renunciar al trabajo militante, y a sus múltiples compromisos, charlas y viajes. En un momento de renuncias, capitulaciones y desconcierto, su voz ayudó a mantener una referencia imprescindible para seguir adelante. Acometió una inmensa tarea de renovación y revitalización del pensamiento marxista, dejando una vasta obra escrita e innumerables libros, publicados con una frecuencia que no dejaba de sorprendernos. Aprovechar las reuniones militantes en Paris para pasar por la librería La Brèche y llevarme lo “último” del Bensa se convirtió en estos años en una de mis rutinas militantes más placenteras. Daniel animó también proyectos editoriales, colecciones, y un ingente trabajo de discusión intelectual y búsqueda de convergencias entre diferentes tradiciones críticas al frente de la revista Contre-Temps.

Dedicó gran parte de su obra al estudio del pensamiento de Marx en obras como Marx l’intempestif (1995), o su volumen complementario La Discordance des temps (1995), ambas resultado de un trabajo docente y de estudio durante los años ochenta, desde su posición de profesor de filosofía en la Université Paris VIII, en un momento de retroceso y declive del pensamiento de izquierdas. Publicadas, sin embargo, en vísperas de las huelgas de noviembre-diciembre de 1995 contra el Pla Juppé que marcarían el retorno de la movilización y de la cuestión social, ambas obras presentaban una estimulante lectura de Marx, liberada de dogmas y fetiches. Son, posiblemente, sus obras más significativas.

Continuaría su estudio de Marx en múltiples libros. En el 2001 publicaría Pasión Karl Marx una cuidada biografía, con reproducciones de la correspondencia entre Marx y Engels e imágenes e ilustraciones de la época, donde buscaba “poner en escena el espíritu crítico de una época, insistiendo en las resonancias entre la globalización de entonces y ahora” y nos proponía leer El Capital como “la elucidación dialéctica de los misterios del capital a la manera del caballero Dupin de Edgar Poe o de Sherlock Holmes: se ha cometido un crimen; han robado la plusvalua; y el botín pasa de mano en mano, se reparte entre encubridores, truhanes, blanqueadores de dinero sucio, hasta olvidar su origen...”.

Publicó también estudios sobre aspectos concretos del pensamiento de Marx, como su completa edición crítica de Sobre la cuestión judía (cuya aparición en castellano en Gedisa está prevista para este 2010), un estudio de los escritos de Marx sobre el robo de leña, Los desposedés (2007), tomado como punto de partida para analizar la dinámica de la globalización contemporánea, o una desarrollada análisis del pensamiento político de Marx, Penser l’Inconnu (2008), una edición crítica de los textos de Marx y Engels sobre la Comuna. En ella mostraba a un Marx “analista brillante de las coyunturas y un virtuoso de la política, no como un simple efecto o reflejo de determinaciones económicas y sociales, sino como el arte de las mediaciones”.

Recientemente, publicó la presentación de uno textos de Marx sobre las crisis económicas, (publicado por la editorial Sequitur en castellano: Karl Marx. Las crisis del capitalismo), donde repasa la intepretación de Marx sobre la naturaleza de las crisis, y aborda una discusión estratégica sobre el pensamiento de Keynes y el de Marx al respecto, buscando sus puntos de confluencia y divergencia: “Como proyecto político de conjunto, y no como suma de medidas parciales, el programa de Keynes, como abiertamente proclama, pretende salvar el capital de sus propios demonios. El de Marx pretendre derrocarlo.”

Uno de sus últimos libros fue una amena introducción a Marx, Marx mode d’emploi (2009) publicada con ilustraciones del dibujante Charb, muy bien recibido por los militantes del NPA y por los jóvenes ávidos de adentrarse en la “aventura crítica” del pensamiento de Marx. Concebido como “una invitación al descubrimiento y a la controversia”, no pretende “restablecer el verdadero pensamiento de un Marx auténtico” sino “proponer uno de sus modos de empleo posibles”, repasando las ideas de Marx sobre la lógica del capitalismo, el comunismo, la organización política, el internacionalismo, la relación entre el ser humano y la naturaleza...

Gran parte de su obra está atravesada por su preocupación por cuestiones de estrategia, por repensar una estrategia revolucionaria para el siglo XXI. Dedicó muchas de sus reflexiones al análisis de las “transformaciones espaciales y temporales de la actividad política” en el marco de la globalización capitalista. En Le Pari Melancolique (1997) abordaba las “metamorfosis y los desajustes del mundo” al filo de la globalización, defendiendo la necesidad, ante un “siglo que termina sobre las ruinas de sus esperanzas inaugurales”, de una política del compromiso y de una “apuesta por la revolución” basada “en el actuar, no en la evidencia de la solución asegurada, sino en la contingencia irreductible de la hipótesis”. Una revolución que “sin imagen ni mayúscula permanece pues necesaria en tanto que idea indeterminada de este cambio y brújula de una voluntad. No como modelo, esquema prefabricado, sino como hipótesis estratégica y horizonte regulador” .

En Le Sourire du Spectre (2000), se interrogaba al filo del entonces recién 150 aniversario del Manifiesto Comunista sobre las posibilidades de reaparición del “fantasma del comunismo”, en un momento donde despuntaban ya las resistencias a la globalización que enterraron los discursos del “fin de la historia” de Fukuyama y el triunfalismo neoliberal. Sus Irreductibles. Théorèmes de la resístanse a l’air du temps (2001) presentaban en forma de cinco teoremas elegantemente escritos un ataque contra la “retórica cínica de la resignación”, y una defensa de la “fuerza irreductible de la indignación, que es exactamente lo contrario de la costumbre y la resignación. Incluso cuando se ignora lo que podría ser la justicia del justo, queda la dignidad de la indignación y el rechazo incondicional de la injusticia. La indignación es un comienzo. Una manera de levantarse y ponerse en marcha. Uno se indigna, se subleva, y después ya veremos. Uno se indigna apasionadamente, antes incluso de encontrar las razones de esta pasión”.

Ilustrada por divertidos topos de Pierre Wiaz, Resistances. Essai de Taupologie genérale (2001, publicado en castellano por El Viejo Topo, Resistencias ensayo de topología general) prosigue esta búsqueda de una política de resistencia, a través de la figura del topo, “metáfora de quien camina obstinadamente, de las resistencias subterráneas y de las irrupciones repentinas”. Empezando en la globalización victoriana y atravesando críticamente el pensamiento de Althusser, Badiou, Derrida, Negri, el libro se interroga por las condiciones de una política revolucionaria y desarrolla la “noción estratégica de crisis” entendida como “un momento de decisión y de verdad, cuando la historia duda entre un punto de bifurcación”.

La reflexión estratégica ocupa también un lugar central en Éloge de la Politique Profane (2009, publicada en castellano por Península, Elogio de la Política Profana) una importante obra donde analiza las transformaciones de las categorías políticas básicas de la Modernidad, el “eclipse de la política” y de la “razón estratégica” al filo de la ofensiva neoliberal, y discute las diversas “utopías contemporáneas”, propias de los periodos posteriores a las grandes derrotas, “donde lo posible y lo necesario ya no tienen puntos en contacto”.

En el marco de esta preocupación por la estrategia, entró también con pasión a escribir sobre el movimiento “antiglobalización” y las controversias en su seno, polemizando con autores como Negri o Holloway, en obras como Changer le monde (2003, publicado en castellano por La Catarata, Cambiar el mundo), o analizando el significado histórico del movimiento en Le nouvel internationalisme (2003). Participó en debates significativos en varios Foros Sociales Mundiales y Europeos y en innumerables encuentros y seminarios internacionales e iniciativas ligadas al movimiento “antiglobalización”.

A pesar de este gran esfuerzo intelectual siguió acompañando la vida de la LCR y la IV Internacional y los avatares de la izquierda internacional. Dedicó también gran parte de su obra a discutir sobre cuestiones de orientación política en Francia, criticando a la izquierda plural de Jospin en Lionel, qu’as tu fait de notre victoire (1997), a adentrarse en los debates identitarios en el contexto de la crisis de la V República francesa, en Fragments Mécreants (2005, de próxima aparición en castellano en la editorial Icaria), y polemizó con personajes como Bernard-Henri Lévy y los “nuevos filósofos” contra quién escribió Un nouveau theologicien B-H. Levy (2007).

En el año 2003 publicó sus memorias, Une lente impatience, trazando su itinerario personal, político e intelectual. Modestamente, definía su libro como un “simple testimonio para ayudar a comprender lo que hemos hecho y lo que queremos”. Mirando retrospectivamente afirmaba: “Nos hemos equivocado a veces, incluso a menudo, y sobre bastantes cosas. Al menos, no nos hemos equivocado ni de combate ni de enemigos”. Un combate que él escribió con su habitual prosa de gran calidad literaria y que nos sumergió, mientras devorábamos ávidamente las páginas del libro, en los acontecimientos de Mayo del 68 y sus postrimerías, la guerra de Argelia, los tiempos “en que la historia nos mordía la nuca”, la lucha contra la dictadura franquista, los avatares de la izquierda en Latinoamérica, la restauración neoliberal, el auge del altermundialismo o el estado del pensamiento marxista contemporáneo...

La memoria, la transmisión y la herencia ocuparon gran parte de los escritos y preocupaciones militantes de Daniel Bensaïd. Polemizó con François Furet y los autores del Libro Negro sobre el Comunismo y sus falsificaciones históricas, y consagró su obra Qui est le juge? (1999) a cuestionar el “tribunal de la Historia” y las “tentaciones de apelar a los viejos fetiches, la Historia o la Humanidad” más que a la aceptación “de la frágil incertidumbre del juicio humano” y “descrifrar la subtilidad del juego a tres, entre juicio judicial, juicio histórico y juicio político” .

Entre sus variadas y múltiples influencias intelectuales destaca Walter Benjamin, a quien consagró el libro Walter Benjamin Sentinelle Mesianique (1990), parte de una trilogía iniciada con Moi, la revolution (1989) publicado en ocasión del bicentenario de la Revolución francesa, y finalizada con Jeanne de Guerre lasse (1991), dedicada a Juana de Arco. Si la trilogía podía parecer alejada de Marx, Daniel indicaba en su biografía que en realidad “se trataba –las fechas lo muestran- de un camino paralelo, para volver mejor a la cuestión del comunismo, por el camino montaraz de las herejías, por el rodeo de la racionalidad mesiánica, por el sendero escarpado de una lógica del acontecimiento”.

Él mismo, convertido en una autoridad moral e intelectual incuestionable, actuó de transmisor, de puente entre dos épocas distintas proporcionando una referencia político-intelectual impagable para quines nos incorporamos a la militancia finalizado ya “el corto siglo XX”. Nunca faltó a su cita en las Universidades de Verano de la LCR o en los campamentos de jóvenes revolucionarios, cuyas charlas de formación fueron siempre el momento estelar que todos esperábamos. En Les Trotskismes (2002, publicado en castellano por el Viejo Topo, Trotskismos) trazó la trayectoria de una corriente minoritaria en la historia del movimiento obrero, al filo de la entrada en el nuevo siglo, “que no se hará sin un esfuerzo de puesta al día teórica y práctica”, reivindicando “un cierto trotskismo” cuya “herencia sin modo de uso es, sin duda, insuficiente, pero no menos necesaria para deshacer la amalgama entre estalinismo y comunismo, liberar a los vivos del peso de los muertos y pasar la página de las desilusiones”.

Participó en el alumbramiento del NPA, acompañando el paso de la LCR al nuevo proyecto. Poco antes de su creación escribía en su obra Penser Agir (2008): “a medida que se acerca el momento del paso del testigo entre la Liga y el nuevo partido, algunos preguntan con más y más insistencia a las decenas de “veteranos”, fundadores de la Liga en 1969 o de la organización de juventud expulsada de los estudiantes comunistas, la JCR, si no sentimos nostalgia en el momento de verla desaparecer para transcrecer en una fuerza nueva. Para responderles yo diría que tenemos más bien el sentimiento (y un poco de orgullo, reconozcámoslo) del trabajo realizado y del camino recorrido. Fue mucho más largo de lo que imaginamos en el entusiasmo juvenil de los años sesenta y no es fácil permanecer tanto tiempo siendo ‘revolucionarios sin revolución’”.

Daniel ha muerto apenas un año después de la creación del NPA, donde habría tenido un gran papel que jugar en la formación de sus militantes, en la consolidación del armazón estratégico y programático del partido y en la transmisión de una herencia “sin modo de empleo” a las nuevas generaciones militantes. Resumió mejor que nadie los objetivos del nuevo proyecto, el de crear: “un nuevo partido, tan fiel a los dominados y los desposeídos como lo es la derecha a los poseedores y a los dominadores, que no se excusa por ser anticapitalista y querer cambiar el mundo”. En vísperas de su fundación publicó con Olivier Besancenot Prenons Parti! Pour le socialisme du XXIème siècle (2009) un buen libro para armar de ideas, propuestas y perspectiva estratégica a los militantes anticapitalistas.

La última vez que vi a Daniel fue en la primera universidad de verano del NPA, en Port Leucate en agosto pasado, donde impartió varias charlas y presentó la Societé Louise Michel, cuya fundación animó con el objetivo de crear un espacio plural de reflexión teórica y de debate. Hablamos del NPA, de nuestra recién campaña a las elecciones europeas, y de la posibilidad de publicar en castellano su libro Marx, mode d’emploi, y de su edición crítica de los textos de Marx sobre las crisis económicas. A pesar de la enfermedad persistente, y de que se le veía débil y cansado, nada hacía presagiar un trágico desenlace como éste tan sólo unos pocos meses después.

Cuesta asumir que Daniel no está ya entre nosotros. Su muerte es un duro golpe para todos aquellos y aquellas que hicimos de su presencia, de sus libros y sus charlas, uno de los elementos más estimulantes de nuestra aventura militante.

*Josep Maria Antentas de la revista Viento Sur y coautor del libro Resistencias Globales. De Seattle a la crisis de Wall Street (Editorial Popular).

sábado, 16 de enero de 2010

TROSTKI NO EXISTE, por Manuel M. Navarrete



Introducción

Si en este planeta existen recursos para todos pero muchos mueren de hambre, y eso es consecuencia directa del capitalismo, y sólo podemos destruir el capitalismo organizándonos, entonces se hace imprescindible pasar revista al panorama de la izquierda organizada, es decir, de la única oposición existente al capitalismo y el hambre. Pasando revista, lo primero que nos llamará la atención será la infinita división y subdivisión de estas fuerzas, en ciertas ocasiones motivada por bases programáticas (por ejemplo, la división que existe entre Izquierda Unida y la izquierda extraparlamentaria), pero en otras debida a prejuicios mutuos o, peor si cabe, a distintas lecturas de hechos históricos del pasado (como en el caso de dicha izquierda extraparlamentaria, que se encuentra fraccionada hasta la impotencia política).
Recuerdan aquella escena de La vida de Brian? Brian le pregunta a unos hombres si son del Frente Judaico Popular y estos le contestan: “¡Vete a la mierda! ¿Frente Judaico Popular? Somos del Frente Popular de Judea” (http://www.youtube.com/watch?v=hMvcjzEKTMw). Pues así se siente uno muchas veces, como en una película de los Monty Python, como si estuviéramos insensibilizados contra el hecho de que no se nos puede tomar en serio; y todo por confundir, como decía Galeano hace unos días, unidad con unanimidad, política con religión, divergencia con herejía.
Es curioso rastrear el origen del enfrentamiento que, en el seno del islam, se desarrolla entre sunnitas y chiitas. Resulta que Mahoma no dejó un sucesor oficial, así que, a su muerte, sus seguidores Alí y Muawiya se enfrentaron entre ellos, siendo derrotado el primero. Mas de mil años después, sus partidarios continúan divididos, y a partir de una simple pelea sucesoria han inventado imbricadas teorías por las que enfrentarse. Algo parecido sucede hoy día con el enfrentamiento que, en el seno del marxismo-leninismo, separa a trotskistas y estalinistas. Resulta que los comunistas nos encontramos insensatamente divididos por el enfrentamiento (en muchos sentidos personal) que tuvieron dos hombres hace 80 años, en una mera pelea sucesoria a la muerte de Lenin.
Por supuesto, si el propósito de este trabajo fuera otro, debería ahondar en el estudio de los condicionantes históricos que rellenan de contenido una pelea sucesoria, como codificación histórica de los conflictos sociales. Sin embargo, sería una simplificación ingenua del marxismo decir que Alí y Muawiya se enfrentaron para defender sus respectivos ideales. ¿Es que para el marxismo no existen la ambición personal entre las motivaciones de los personajes históricos? ¿Es idealismo aludir a un enfrentamiento personal? Puestos a hacer metáforas forzadas al estilo del marxismo dogmático y vulgar, ¿por qué no ver en el supuesto enfrentamiento político una superestructura, cuya base fuera una lucha por el poder tras la muerte de Lenin? Podemos analizar, por ejemplo, qué factores materiales han motivado que en unos países el trotskismo haya tenido arraigo a posteriori y en otros no (o incluso analizar factores como la psicología de masas, la necesidad de una figura “diferente” a lo que realmente se alcanzó en la URSS y la insatisfacción consecuente). Pero eso sigue sin explicar lo acontecido en el Partido Bolchevique durante los años 20 del siglo XX.

Una superación dialéctica

Hoy en día, y menos por evolución que por desaparición política, quedan pocos estalinistas (al menos “estalinistas” que se reconozcan en dicha denominación y que den culto a la imagen del personaje histórico); en cambio, podemos encontrar bastantes activistas y partidos que se reconocen como “trotskistas” y, en función de ello, se dividen de otros partidos (e incluso entre sí, celosos por ver quién efectúa la exégesis más ortodoxa de los textos del profeta armado y luego desarmado).
Sin embargo, Trotsky no existe, ni Stalin tampoco. Y no sólo porque ambos hayan muerto y no puedan venir, por tanto, aquí a “hacernos” la revolución; sino porque de hecho nunca existieron (en las versiones icónicas que sus respectivos seguidores nos han legado). Ni Stalin fue el glorioso padre infalible de la revolución, ni Trotsky el adalid antiburocrático y antirrepresivo que se nos quiere vender.
No se trata de negar el destacado papel de Trotsky durante la Revolución Rusa, ni su destreza como teórico y escritor; tampoco se trata de justificar las falacias vertidas contra él durante los Procesos de Moscú de 1936-38, su cruel asesinato (o el de sus hijos) u otros crímenes cometidos. Para mí no se trata de jugar a “trotskistas” y “estalinistas”. Si algún día esto pudo significar algo y la gente pudo morir por ello, hoy no es más que una pelea de bar que divide nuestras propias fuerzas. De lo que se trata es de hacer una modesta reflexión, escrita por un compañero más de los que está cansado de ciertos clichés que ya sólo sirven para perder credibilidad, en eternos debates que no afectan a la vida de (ni interesan a) nadie. Porque un estudio serio y sosegado de la historia acaba por desacreditar el maniqueísmo. Y porque nuestra táctica ahora debe ser el reagrupamiento de las fuerzas anticapitalistas que no se hayan integrado en el sistema.
¿Realmente tenemos un objetivo diferente? A nivel de propuestas concretas y dentro de la izquierda extraparlamentaria, ¿hay tanta diferencia entre los partidos “trotskistas” y los “estalinistas”? ¿No abogan ambos por la construcción de una sociedad lo más democrática posible, que evite repetir los errores de la experiencia soviética, pero que emule sus logros? Si la única diferencia es a nivel de interpretación del pasado histórico (es más, a nivel de conceptualización de dicho juicio: “defectuoso pero aceptable por ser mejor” versus “mejor pero defectuoso e inaceptable”), ¿vale la pena dividirse por ello? Entonces, se me dirá, ¿para qué tratar este tema, por qué hablar de ello? Porque para mí no se trata de callarlo, ni de olvidarlo, ni de “sustituirlo” por otra cosa. Para mí no se trata de matarlos a todos, sino de tragárselos vivos, es decir, de efectuar una superación dialéctica y crítica de ambas tendencias. Como diría Apollinaire, no podemos llevar a todos sitios el cadáver de nuestro padre, pero como diría Gabriel Aresti, de lo que se trata es de que la casa de nuestro padre siga en pie.

La inexistencia de Trotsky

En 1919 Trotsky promulgó el Decreto de Rehenes, ordenando secuestrar a la familia de todo oficial que desertara del ejército. Indignado por el hecho de que no se cumpliera su orden, en telegrama al Consejo Militar Revolucionario de Serpujov, Trotsky insistiría: “la mala conducta o la traición provocará el arresto de sus familias” (aún en 1939, poco antes de ser asesinado, Trotsky seguirá defendiendo el sistema de rehenes en el artículo Su moral y la nuestra). En marzo de 1921 lanzó a 50.000 soldados del Ejército Rojo contra los obreros de Kronstadt, después de que estos se sublevaran contra el Estado socialista al que acusaban, paradojas de la historia, de “burocratismo” (entre sus reivindicaciones estaban la libertad de palabra y de prensa para todos los partidos obreros o anarquistas, la liberación de los prisioneros políticos socialistas, la reactivación de los soviets sin injerencias del Partido, etc.) La represión de Kronstadt se saldaría con centenares de fusilamientos. En el X Congreso de los bolcheviques, celebrado también en 1921, Trotsky propuso la total subordinación de los sindicatos al Estado, el Partido y el Ejército. Es más, ya en su documento Tesis sobre la transición entre la guerra y la paz, había propuesto Trotsky el llamado “comunismo de guerra”, es decir, una militarización total de la población, de modo que el Estado decidiera dónde debía trabajar cada persona, del mismo modo que el Ejército Rojo decidía dónde debía ubicarse cada soldado. En contra de dicha propuesta se creó la Plataforma de los Diez, compuesta, entre otros, por Lenin y Stalin. La propuesta de Trotsky fue rechazada por el congreso, por 336 votos contra 50. En este X Congreso, además, Trotsky votó a favor de la prohibición de las fracciones dentro del Partido Bolchevique.
Los ejemplos podrían ser innumerables. ¿Trotsky antiburocrático? Pero, es más, ¿Lenin antiburocrático? ¿Y cómo se hacía la política entonces? Por ejemplo, cuando se decide firmar la Paz de Brest-Litovsk, ¿se convoca un referéndum para que las masas populares decidan democráticamente? ¿O la realidad es que se reúnen en una mesa siete líderes del Partido y allí lo deciden? Como denunciaron los consejistas (duramente criticados por Lenin, que les atribuía una “enfermedad infantil”), el control obrero sólo tuvo una existencia efectiva en Rusia durante apenas unos meses. Ya en diciembre de 1917 se crea el Vesenkha (Consejo Supremo de la Economía Nacional), compuesto de comisarios políticos y expertos nombrados por el Partido. Un decreto del 3 de marzo establece que en las empresas nacionalizadas se someterán “todas las declaraciones y decisiones del comité de fábrica o de taller, o de la comisión de control, a la aprobación del consejo económico administrativo”. Lenin lo escribirá claramente: “hemos pasado del control obrero a la creación del Vesenkha”. También en marzo de 1918 se promulga la Constitución Soviética, que centraliza el poder en detrimento de los soviets (consejos obreros). Y en el VIII Congreso (1919) Lenin dirá: “los soviets que, según el programa, son órganos de gobierno por los trabajadores, son en realidad órganos de gobierno para los trabajadores, ejercido por la capa avanzada del proletariado y no por las masas trabajadoras”. Como escribió John Reed, “A pesar de la autonomía local, los decretos del comité Central Ejecutivo y las órdenes de los delegados son válidos para todo el país”. Por lo que respecta al pluripartidismo, todavía en marzo de 1922, Lenin escribía en el Informe político del Comité Central al undécimo congreso del Partido que “las manifestaciones públicas de menchevismo son penadas con la muerte por nuestros tribunales” (por no hablar de la represión contra los anarquistas, que puede consultarse en Vsevolod Volin). Rosa Luxemburgo fue muy critica con la recién acontecida Revolución Rusa, escribiendo que “esta dictadura debe ser obra de la clase y no de una pequeña minoría que dirige en nombre de la clase”, porque “ahogando la vida política en todo el país, es inevitable que la vida en los soviets mismos esté cada vez más paralizada. Sin elecciones generales, sin libertad ilimitada de prensa y de reunión, sin lucha libre entre las opiniones, la vida se muere en todas las instituciones públicas, se convierte en una vida aparente donde la burocracia es el único elemento activo”. Vale la pena recordar que Rosa Luxemburgo murió en enero de 1919, es decir, casi una década antes del acceso de Stalin al poder. Una línea parecida defendería por esas mismas fechas la Oposición Obrera, encabezada por Alexandra Kollontai. ¿Y qué hay de la disolución de la Asamblea Constituyente Rusa, en enero de 1918, tras haberse convocado unas elecciones el 12 de noviembre anterior que perdieron los bolcheviques (Socialistas Revolucionarios, 17.100.000 votos y 380 diputados; Bolcheviques, 9.800.000 y 168 diputados)?
Desde luego, todas estas medidas han de verse en su contexto. Es más, probablemente la mayoría de ellas fueran decisiones acertadas y, por desgracia, necesarias. Pero una cosa es decir que quizá fueran necesarias, y otra muy distinta decir que eran buenas en sí mismas. Lo que no se puede hacer es manipular la historia, como si antes de 1924 (fecha de la muerte de Lenin) la Unión Soviética fuera un paraíso y desde entonces un infierno. De hecho, en todas las líneas de fuerza lo que existe es continuidad, tanto en las luces como en las sombras, y el mito del “corte de 1924” es una completa arbitrariedad carente de rigor. Es probable que mis palabras dejen estupefactos a aquellos que se han acostumbrado a cierta manera de razonar (de no razonar, quiero decir), según la cual si eres partidario de un régimen, debes justificar todas y cada una de sus acciones, negando todos aquellos aspectos que sean negativos o incluso cuestionables. También puede ser que otros se estén dando cuenta de cosas que jamás se habían planteado. No es una cuestión de inteligencia; ni siquiera de erudición. Sencillamente se trata de promover que, en nuestras organizaciones, los militantes piensen por sí mismos, en lugar de enseñarles una retahíla que han de repetir como borregos. Por lo demás, admito estar haciéndole el debate a los sectores atrasados de estos movimientos, que (nadie lo niega) cuentan con teóricos de altura, pero ¿para qué debatir en las alturas, mientras la formación media de los militantes perpetúa el estilo de cliché, el divisionismo y los falsos debates, imposibilitando, como decimos, la generación de una alternativa que a la gente de la calle le suene creíble?

Otros mitos sorprendentes

Hay más mitos: por ejemplo, el mito de la identidad entre Lenin y Trotsky. La realidad, avalada por toda la historiografía solvente sobre el periodo, es que Lenin y Trotsky mantuvieron un fortísimo antagonismo político durante años. En Nuestras tareas políticas (1904) Trotsky rechazó la concepción del partido que propugnara por Lenin en su obra de 1902 Qué hacer. Para Trotsky, Lenin era“el dirigente del ala reaccionaria de nuestro partido” y su concepción del partido suponía un “sistema de sustitución política” de la clase obrera. No en vano Trotsky era en aquella época un dirigente de los mencheviques. No estoy, además, descontextualizando ninguna frase, porque esa obra entera, al igual que el Informe de la delegación siberiana (también de 1904), son furibundos ataques contra la política de Lenin. Pero todavía en febrero de 1917, Lenin afirmaba, en carta a Inés Armand, lo siguiente: “¡Así es Trotsky! Siempre fiel a si mismo, se revuelve, hace trampas, finge ser izquierdista y ayuda a la derecha cuando puede”. Y en la última carta al congreso de Lenin, que se ha venido considerando su “testamento político” (a pesar de que Trotsky estuvo tan interesado como Stalin en que no saliera a la luz), Lenin (que ante todo -y deberían tomar nota nuestros particulares “chiitas y sunnitas”- trataba de evitar una escisión en el partido) afirmaba que Trotsky estaba “demasiado ensoberbecido y demasiado atraído por el aspecto puramente administrativo de los asuntos”. Paradójico en quien se ha considerado a sí mismo el paladín de la lucha antiburocrática; aunque no tanto si consideramos, como Otto Rühle, que “Trotsky no quiere reconocer que él fue uno de los fundadores de la burocracia rusa”. Lo que queda claro en ese “testamento” es que, para Lenin, ninguno de sus sucesores está a la altura de las circunstancias. Eso por no hablar de las agrias diferencias entre Lenin y Trotsky acerca de la Paz de Brest-Litovsk, que Trotsky se negaba a firmar (a pesar de la promesa de los bolcheviques a las masas: darles “paz y pan”).
También es un mito que realmente existieran diferencias políticas entre Trotsky y Stalin durante los años 20. La crítica literaria actual considera que la tradicional (por ejemplo Menéndez Pelayo) se equivocaba al considerar que el culteranismo de Góngora y el conceptismo de Quevedo eran dos tendencias opuestas; como aclara Blecua, en realidad estamos ante una falsa dicotomía, porque, aunque sus cabecillas se odiaran mutuamente, son movimientos afines y con raíces compartidas. Algo similar ocurre con el trotskismo y el estalinismo. La escenificación de una supuesta polémica entre “socialismo en un solo país” y “revolución permanente” no resiste un análisis crítico. Dada la derrota de la revolución alemana, no existían más que dos posibilidades: o acometer la construcción del socialismo en la URSS, o enviar al Ejército Rojo a imponer el socialismo pisoteando Europa. Si Trotsky no proponía esto segundo, ¿era sencillamente un derrotista? Es sorprendente que nadie conteste nunca a esta sencilla pregunta, pero obviamente se trata de una falsa dicotomía: se puede compatibilizar perfectamente la construcción del socialismo con una política internacionalista y revolucionaria.
Más tarde, Trotsky compilará sus ideas en La revolución permanente (1930), afirmando, por ejemplo, lo siguiente: “Un país colonial o semicolonial, cuyo proletariado resulte aún insuficientemente preparado para agrupar en torno suyo a los campesinos y conquistar el poder, se halla por ello mismo imposibilitado para llevar hasta el fin la revolución democrática”. No sólo es una frase derrotista, dogmática y etapista (¿no culpaban a Stalin de eso?), sino que, además, si esta es la teoría de la revolución permanente, la misma historia del siglo XX le quita la razón. De hecho, todas las revoluciones, no ya democráticas sino en muchos casos incluso socialistas, que se han producido desde la escritura de este texto hasta la actualidad se han dado en países coloniales o semicoloniales (Yugoslavia y Albania, 1945; Corea del Norte, 1948; China, 1949; Bolivia, 1952; Cuba, 1959; Argelia, 1962; Vietnam, 1975; Nicaragua, 1979... y podríamos incluir el Chile de Allende y la Venezuela de Chávez), siendo protagonizadas no por el proletariado industrial (inexistente o insignificante en esos países, y en la mayoría de los países del mundo), sino por el campesinado (con frecuencia organizado en guerrillas). Si como Marx en la Crítica del programa de Gotha pensamos que “cada paso del movimiento efectivo es más importante que una docena de programas”, ¿a quién creer, a nuestros ojos, o a un libro escrito hace 8 décadas?

Separar la paja del grano

Sin embargo, así nos va. La historia se analiza ad hoc, porque cada cual intenta justificar a su personaje histórico favorito. Si Stalin (en lugar de Lenin) hubiera propuesto la NEP, el trotskismo diría que las concesiones al capitalismo de la NEP suponían una traición a la revolución. Como fue al contrario; como lo que hizo Stalin fue detener la NEP para colectivizar y planificar toda la economía, se quejan de que esta colectivización fuera forzosa. Por activa o por pasiva, la conclusión ha de ser siempre la misma, porque está prefabricada. Sin embargo, Trotsky proponía exactamente lo mismo: colectivizar, sin haber especificado en ninguna parte que dicha colectivización debiera hacerse de manera sólo voluntaria. Por tanto, las acciones de Trotsky, aunque fueran extremadamente represivas o burocráticas, se justifican como necesidades impuestas por las durísimas circunstancias (la guerra civil, por ejemplo); y no les falta razón al hacerlo. Sin embargo, se actúa como si las circunstancias de la época de Stalin fueran una especie de idilio, a pesar de que estas circunstancias supusieran la mayor colectivización de toda la historia humana y una de las mayores invasiones también de toda la historia (que acabaría provocando 25 millones de bajas soviéticas). Sin el menor rigor metodológico, se afirma que todo lo bueno es gracias a la economía planificada, y todo lo malo por culpa de Stalin. A pesar de que el burocratismo existía antes y existiría después de Stalin, se denomina a este fenómeno “estalinismo”, término del que, además, se abusa de manera simplista para referirse a todos aquellos comunistas que no sean trotskistas. De hecho, cuando cae la URSS en 1991, se corona a Trotsky como el profeta o futurólogo que supo preverlo. ¿No se equivocaba por un siglo entero de revoluciones encabezadas por el campesinado de países semicoloniales, pero acierta cuando la URSS cae en el 91?
Lo peor de esta manera de enfocar las cosas, de este marxismo anquilosado, es que impide separar la paja del grano, e imposibilita hacer la crítica seria que en efecto necesitamos y que, aun reivindicando con orgullo los logros del socialismo, debe hablar del cambio de paradigma que no se dio en la Unión Soviética y que en el futuro sólo podrá darse tomando ejemplo lo que los revolucionarios latinoamericanos denominan Poder Popular.

Contra la cita descontextualizada

Hasta aquí he hablado de la forma de entender el marxismo que considero inoperante y estéril. Trataré ahora de oponer una alternativa, exponiendo qué es lo que yo defiendo.
Esta forma de entender el marxismo mitifica y rehúye el análisis concreto de la circunstancia concreta, apostando por repetir fórmulas del pasado y hacer un calco mimético de la experiencia rusa, incluso aunque estemos ante circunstancias históricas o geográficas completamente diferentes. Algo así como ponerse un abrigo de pieles en pleno verano sevillano porque, de estar en Rusia, sería necesario. Como diría Salvador Allende, cada país tiene su propia vía al socialismo. Pero la izquierda del Estado español, quizá excluyendo a la izquierda abertzale (véanse para ello los análisis de Euskal Herriko Komunistak), sigue teniendo cierta tendencia a la escolástica.
Cada secta esgrime su cita descontextualizada para justificar su política. Pero todo el mundo sabe que con un poco de tiempo y habilidad pueden buscarse citas al uso de Marx o Lenin para justificar algo o lo contrario. Si estás a favor del Frente Popular, acudes a La lucha de clases en Francia, donde Marx defiende la posibilidad de una alianza del proletariado con sectores de la burguesía, para derrotar a la aristocracia alemana. Si estás en contra, encontrarás, y además en la misma obra, que Marx rechaza toda alianza de clase cuando habla de Francia, porque allí ya se ha hecho la revolución burguesa. Si quieres justificar la apuesta por Comisiones Obreras, descontextualizas La enfemerdad infantil del izquierdismo en el comunismo, de Lenin; si te opones a ella puedes aludir al análisis sindical del II Congreso de la III Internacional Socialista (o a la misma creación de Comisiones Obreras, en detrimento del sindicato vertical OSE). Falta siempre un conocimiento operativo de las obras de Marx, Lenin y otros, que implica asimismo el conocimiento exacto de las coyunturas políticas concretas en que dichas obras fueron concebidas, así como la consideración del marco desde el que partimos nosotros. Todo esto se sustituye por el fetichismo de la cita descontextualizada que preside análisis y textos, en una batalla de frases infantil y paternalista que no invita a pensar por uno mismo.

Cambiar lo que deba ser cambiado

En mi opinión, debemos tomar de cada autor lo que nos interese: de Trotsky, de Stalin, de Mao, de Althusser, de Mandel, de Gramsci, de Mariátegui, de Rosa Luxemburgo, del Che Guevara (e incluso de autores anarquistas, como Malatesta)... O los aceptamos a todos, o buscamos figuras más incluyentes, que no dejen fuera a la mitad de los comunistas. No se puede predicar “la unidad de los comunistas” de otro modo. Debemos aprender de todos ellos y de muchos más, pero siempre enfrentándonos a nuestra realidad concreta. Sobre todo, debemos efectuar una reapropiación crítica del marxismo, con el objetivo irrenunciable de la colectivización de los medios de producción. No es eso lo que hay que superar; sin embargo, cada uno de los líderes de cada una de las revoluciones socialistas han efectuado una reapropiación crítica de sus predecesores.
Superar es adaptar las tesis fundamentales del marxismo a las nuevas circunstancias. De no haber superado a Marx (o, al menos, a la lectura de Marx que efectuaba su tiempo), Lenin no habría podido hacer ninguna revolución en Rusia; habría adoptado la tesis del introductor del marxismo en Rusia, Georgi Plejanov, según la cual había que esperar a que se produjera un desarrollo capitalista, a que surgieran las “condiciones objetivas” (un proletariado industrial moderno), etc. Tomando las obras más divulgadas, esa era efectivamente la tesis más marxiana, la más apegada a la doctrina del barbudo alemán (aunque en rigor, el propio Marx de la vejez, por ejemplo en 1882, fecha de su prefacio a la edición rusa del Manifiesto comunista, ha superado ya al joven Marx, economicista y etapista, de 1848; y admite, ahora sí, la posibilidad de una revolución en Rusia antes que en los países industriales). Más allá de Plejanov, Lenin le dio la vuelta a determinados aspectos de este primer marxismo economicista en El desarrollo del capitalismo en Rusia (1899), donde expuso la “teoría del eslabón más débil”, que trataba de demostrar la probabilidad de que la cadena del imperialismo se rompiera no por Alemania, sino por el eslabón más débil: Rusia. También matiza de manera importante la tesis marxiana de la “autoemancipación del proletariado”, arguyendo en el ya aludido Qué hacer lo siguiente: “Los obreros no podían tener conciencia socialdemócrata. Esta sólo podía ser traída desde fuera. (...) La clase obrera está en condiciones de elaborar exclusivamente con sus propias fuerzas sólo una conciencia tradeunionista, es decir, la convicción de que es necesario agruparse en sindicatos”, si bien años más tarde aclarará que exageró esta postura porque la polémica con los economicistas le obligaba a hacer excesiva fuerza en esa dirección, como para enderezar un bastón torcido. Tal vez el concepto de autoemancipación en Marx sólo pueda comprenderse correctamente como una afirmación a una escala histórica, superior; con todo, es innegable que el leninismo refuerza la importancia del factor subjetivo.

El marxismo como creación heroica

Si Lenin supera a Marx (o a “cierto” Marx), nosotros debemos superar a Lenin y superarlos a todos, como ya hemos dicho. Marx defendía que la ideología está condicionada por los límites de cada época. Aplicando la metadialéctica, el propio Marx está condicionado por su época: el siglo XIX, la época del positivismo. Marx comete un craso error: el eurocentrismo. Como recordaba en un artículo reciente el comandante de las FARC-EP Jesús Santrich, comentando el libro de Nestor Kohan Marx en su (tercer) mundo, Marx hizo un análisis muy deficiente de la figura de Simón Bolívar, atacando al Libertador por haber emancipado a Latinoamérica del imperialismo... un imperialismo que habría acelerado la llegada de la etapa capitalista, la creación de un proletariado industrial y, por tanto, el socialismo. Por no hablar de Engels, que festejó así la conquista de California por parte de EE UU: “Es en interés de su propio desarrollo que México estará en el futuro bajo la tutela de los Estados Unidos. (…) ¿O acaso es una desgracia que la magnífica California haya sido arrancada a los perezosos mexicanos, que no sabían que hacer con ella?”
Hay que ser dialécticos, hay que renovar el marxismo constantemente; el marxismo no puede sonar a una cosa muy vieja llena de polvo. El comunismo debe ser un movimiento teórico-práctico en constante cuestionamiento de sí mismo. Como dijo Mariátegui, “el socialismo latinoamericano no debe ser calco ni copia, sino creación heroica”. El europeo tampoco, añadiríamos nosotros. Hay que superar el eurocentrismo, el dogmatismo, la deshistorización, la pedagogía de la repetición, el sectarismo, la cita mecánica, la extrapolación de experiencias... Para ello, propongo leer a aquellos autores renovadores del marxismo, que practican un marxismo abierto, antidogmático, adaptado al mundo actual, como Nestor Kohan, Carlos Fernández Liria, Luis Alegre Zahonero, Santiago Alba Rico, Slovaj Zizek, Terry Eagleton, Marta Harnecker (que ha sabido evolucionar desde el DIAMAT hacia el marxismo abierto), James Petras, Carlo Frabetti, Iñaki Gil de San Vicente... Podemos diferir en muchas cosas; aprovechar otras; pero, al menos, estaremos creando, estaremos pensando nuestra propia realidad... en lugar de repetir fórmulas del pasado.

Contra el monoazulismo quijotesco y la vanguardia

Sin este enfoque renovador, antidogmático; sin este comunismo del siglo XXI es imposible comprender experiencias como la Revolución Bolivariana de Venezuela o el Movimiento de Liberación Nacional Vasco, sencillamente porque son espacios antiimperialistas que permiten crecer y acumular fuerzas para la lucha por el socialismo; procesos de integración que nos interesa que avancen, aun con sus contradicciones o peculiaridades. De ahí que los sectores más ortodoxos del trotskismo y el estalinismo no comprendan la necesidad de apoyar estos procesos sociales.
El marxismo anquilosado nos lleva al obrerismo monoazulista (calco quijotesco de Marx; enfoque que, en el mundo actual, deviene irreal y que, además, pasa por alto que casi todas las revoluciones socialistas han sido campesinas) y al vanguardismo (calco no menos quijotesco de Lenin, que lleva a las organizaciones comunistas a disputarse la dirección de los movimientos, dinámica que acaba por destruirlos). Debemos, por un lado, participar en los movimientos sociales, no sólo en el movimiento obrero; y, por otro, poner nuestras organizaciones, su capacidad logística y su experiencia organizativa al servicio de las luchas, en lugar de intentar liderarlas.
Por otra parte, ceñirse a un solo autor, dividirnos por matices, puede ser una necesidad en otras circunstancias históricas; pero en una situación de extremo repliegue, de subsunción real en el capital, sólo nos lleva a la ridícula sopa de letras que describimos al inicio de este escrito, situación más propia de los Monty Python que de la realidad misma.

Conclusión

No se trata, en suma, de unirse con quien sea y para lo que sea. Se trata de identificar la verdadera brecha, que no es entre trotskistas y estalinistas, sino entre los que deciden pactar con el sistema y entre quienes deciden (quienes decidimos) romper toda colaboración con el mismo. Se trata, además, de saber identificar cuál es nuestro papel aquí y ahora, lo que supone una superación dialéctica, crítica y creativa del legado teórico de los clásicos del marxismo. Se trata, por último, de renunciar a la jerga, a todo ese caudal de terminología decimonónica que sólo consigue espantar y que jamás podrá encajar en el mundo subjetivo del ciudadano medio. Sólo así, y en el seno del movimiento obrero y de los movimientos sociales, podremos reconstruir unos hábitos de actuación política que dejen de dar la impresión de una disputa extraña, sectaria y marginal; que resulten creíbles para cualquiera, para la gente de a pie. De lo contrario, nos arriesgamos a que el comunismo se convierta en algo parecido a lo que el Macbeth de William Shakespeare afirmaba acerca de la vida: “it is a tale, told by an idiot, full of sound and fury, signifying nothing”.